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24 de febrero de 2013

9 letras y una gran barrera.

Muchos la ven como una simple palabra más metida en un gran diccionario. "¿Distancia? ¿Qué es eso?" Dirán algunos. Otros pensarán que solo son kilómetros que nos separan de otras ciudades. A mí ese montón de kilómetros no me separa de ninguna ciudad, me separa de una persona. Me separa de lo que podría ser mi felicidad. De lo que podría convertirse en una bonita historia. De la persona que me haría feliz todos y cada uno de los días. ¿Sabes? Yo no creía en una relación a distancia. Nunca me he imaginado no poder besar a una persona cada vez que me diga una cosa bonita. Y es que en esto de la distancia nunca he creído. Cada uno tiene su vida, ¿cómo se puede tener una en común?. Pero, quizás sea yo la que complique las cosas y todo sea más sencillo de lo que yo imagino. Quizás todo basta con un sentimiento. Con un "te quiero". Con sentir esas ganas incontrolables de estar con él, esas ganas de verle.

15 de febrero de 2013

Cuando uno pierde la esperanza se vuelve reaccionario.

Dicen que es lo que más duele es echarle de menos, pero yo creo que no es verdad. Echar de menos, duele. Duele mucho. Es como un golpe seco. Lo bueno de echar de menos, es que al cabo de un tiempo dejas de hacerlo. Porque empiezas a olvidar sus cosas, sus besos, sus abrazos, su voz, su manera de tocarte, todo.. Terminas olvidando todo. Por eso creo que lo que más duele es la esperanza. Siempre mirarás la puerta y te imaginarás que entra y te rescata de todo ese injusto sufrimiento. Siempre tendrás la esperanza de irte un día a dormir y que todo haya sido una estúpida pesadilla. Porque la esperanza es lo último que se pierde. Por suerte, o por desgracia.